La auditoría interna:
el deber ineludible (y más valioso)
de todo SGSI

Se acerca el último trimestre del año y, con él, suele llegar uno de los deberes pendientes de todos aquellos que mantenemos un buen gobierno de nuestra seguridad de la información: la auditoría interna.

Frecuentemente infravalorada y vista solo como un paso obligatorio para mantener la certificación, la auditoría interna es, sin embargo, un recurso valioso para la mejora continua y para garantizar que el Sistema de Gestión de Seguridad de la Información (SGSI) realmente cumple su propósito.

 

Un deber normativo y una oportunidad de mejora

Prácticamente todas las normativas actuales obligan a realizar auditorías internas. En muchos casos, incluso existe una obligación legal o gubernamental.

En España, el cumplimiento del Esquema Nacional de Seguridad (ENS) exige su realización anual conforme a las directrices del CCN-CERT. En Portugal, aunque el Quadro Nacional de Referência para a Cibersegurança (QNRCS) no lo explicita, sí obliga a establecer mecanismos de monitorización y gestión del riesgo que, en la práctica, requieren auditorías internas. La directiva NIS2 refuerza esta exigencia en su artículo 21, considerando la auditoría interna una herramienta de evaluación de la eficacia de los controles y de los procesos de gestión del riesgo. Y, por supuesto, en la ISO/IEC 27001, no realizarla anualmente es motivo de No Conformidad Mayor.

En definitiva, la auditoría interna no es una opción, sino una pieza estructural de cualquier SGSI y del ciclo de mejora continua (Plan–Do–Check–Act).

 

Los errores más comunes en una auditoría interna

La realización de una buena auditoría requiere planificación, objetividad y experiencia técnica. A lo largo de los años, hemos identificado algunos de los defectos más frecuentes:

  • Asignar a alguien del propio entorno auditado. Si la auditoría no es independiente, pierde su imparcialidad y valor.
  • No considerar cambios recientes o riesgos identificados. Un auditor experimentado siempre preguntará primero por los incidentes o cambios más recientes.
  • No indagar lo suficiente en los controles. Las auditorías no deben quedarse en un checklist. No basta con confirmar que un control existe: hay que comprobar cómo se ejecuta y si realmente es eficaz.
  • No recabar evidencias de los controles bien implementados. La auditoría interna también debe documentar lo que funciona correctamente; es una garantía de confianza para la dirección y para futuras certificaciones.
  • No hacer seguimiento de los hallazgos. El ejercicio no termina con el informe. Los hallazgos deben escalarse, corregirse y verificarse.

 

Una herramienta de gobernanza y confianza

Una auditoría interna no debe verse como un trámite, sino como una oportunidad estratégica para evaluar la madurez del sistema, detectar puntos ciegos y fortalecer la confianza de la dirección en su estrategia de seguridad.

Las organizaciones que la asumen con rigor consiguen anticiparse a los problemas y demostrar, con evidencia, que su gestión está alineada con los objetivos de negocio.

Además, contar con auditores independientes o expertos externos aporta objetividad y experiencia práctica frente a los marcos normativos (ISO 27001, ENS, NIS2, etc.), identificando debilidades que a menudo pasan desapercibidas internamente.

 

Cómo podemos ayudarte

En Cipher ayudamos a organizaciones de todos los sectores a evaluar y fortalecer su SGSI mediante auditorías internas alineadas con los principales estándares internacionales. Nuestro enfoque combina cumplimiento normativo, visión de GRC y una orientación clara a la mejora continua y la resiliencia.

Si te estás preparando para tu próxima auditoría o deseas conocer el nivel real de madurez de tu sistema de gestión, contacta con nosotros. Te ayudaremos a transformar tu auditoría interna en una herramienta de mejora, confianza y valor real para la dirección.